Being from new york influences your entire personality.
New Yorkers have developed social conventions that facilitate passing hordes of people all day. It’s a policy of, in most cases, ignoring others. New York is very appealing for its cultural scene – museums, groups, theater, art, concerts, you name it. New Yorkers are completely candid; and, rather than waste anyone’s time, they just get to the point sooner than people. Being Dominican makes this times 100.
Crecer en Nueva York ejerce una fuerte influencia en el sentido de la moda urbana de quienes viven allí. La ciudad, conocida por su diversidad cultural y su estilo de vida rápido y dinámico, moldea significativamente la percepción de la moda y el estilo personal.

La gran diversidad étnica, la mezcla de culturas y la mezcla de tendencias que se encuentran en cada esquina de la ciudad contribuyen a una visión ecléctica de la moda. Esta exposición a diferentes estilos, expresiones artísticas y personas diversas crea un terreno fértil para la experimentación y la adopción de tendencias innovadoras en la moda urbana.

La ciudad permite explorar y mezclar diferentes estilos para crear una identidad única.

La exposición constante a la moda y las últimas colecciones impulsa la experimentación y la adopción de nuevas tendencias en el vestir diario.

El ritmo de vida acelerado de la ciudad también influye en la moda urbana. La necesidad de vestimenta versátil y funcional que se adapte a diferentes situaciones, ya sea corriendo de una reunión a otra o explorando los diversos barrios de la ciudad, impacta en las elecciones de moda. Esto puede manifestarse en la preferencia por prendas cómodas, prácticas y a la vez estilizadas, como zapatillas de deporte elegantes o conjuntos que se puedan adaptar fácilmente a múltiples ocasiones.

¡Que viaje ha sido mi relación con las Air Jordan en Nueva York! Todo comenzó en séptimo grado cuando me sumergí por primera vez en el mundo de las zapatillas icónicas. Vivir en nueva york, rodeado de una cultura urbana tan vibrante, hizo que las Jordan fueran mucho más que solo zapatos deportivos; se convirtieron en un símbolo de estilo, una declaración de identidad.

Recuerdo ese primer par que conseguí, las Air Jordan 12. Fue como si hubiera desbloqueado un nuevo nivel de confianza. Cada vez que me ponía un par nuevo, sentía esa energía especial que solo las Jordan podían brindar. Y así comenzó mi obsesión. No pasó mucho tiempo antes de que mi colección creciera a pasos agigantados. Las Air Jordan 3, 4, 6, 11… se volvieron parte de mi vida diaria, no solo para jugar baloncesto, ¡sino para cualquier ocasión!

Vivir en Nueva York ha sido como estar en el epicentro de la cultura sneakerhead. Cada nueva versión de las Jordan se convertía en un evento, ya sea en tiendas emblemáticas como Flight Club o en eventos de lanzamiento que marcaban la pauta para toda la ciudad.

Los años pasaron y mi colección siguió creciendo. A veces, perder la cuenta de cuántas Jordan tengo se convirtió en parte de la diversión. Era más que tener muchos pares, se trataba de preservar momentos, historias y tendencias. Cada par contaba una historia diferente: el primer par que conseguí con mi propio dinero, aquellos que esperé en largas filas para comprar, otros que fueron regalos especiales.

Representan una conexión profunda con mi identidad y con la vibrante cultura urbana que define a Nueva York.

Así que aquí estoy, años después, con una colección que ha crecido de manera exponencial, pero cada par sigue llevando consigo la esencia de esos primeros días en séptimo grado, cuando las Jordan dejaron una huella imborrable en mi vida.